Declarados bien de interés cultural en 2011. En una pequeña península que se adentra en la Ría,
se localizan dos pequeños asentamientos castrexos, uno de ellos fue habitado hace más de 2500
años, y sus raíces se asientan en la transición entre la Edad del Bronce y la Edad del Hierro. El
otro castro, el Grande, fue ocupado más tardíamente que el Pequeño, posiblemente con
posterioridad al abandono de este. Posteriormente esta zona servirá para alojar una pequeña
necrópolis tardo-antigua.
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